Por su compromiso con la defensa y promoción de los derechos humanos, especialmente de mujeres, niñas, niños y adolescentes.
Convocado por la Delegación Presidencial Regional del Biobío junto a la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos, ONAR, se efectuó un reconocimiento póstumo a la pastora Enriqueta Chávez Reyes, por su compromiso en la defensa de los derechos humanos de las personas que fueron víctimas de persecución política en período de la dictadura militar en Chile.
La actividad, realizada en la comuna de Lota el día Jueves 28 de marzo del presente año, se enmarcó en la conmemoración de los 50 años del golpe militar en Chile y en el contexto del Mes de la Mujer, reconociendo a mujeres destacadas.
Incansable Luchadora por la Igualdad
Se reconoció también en la pastora Enriqueta una mujer visionaria y valiente, incansable luchadora por la igualdad de género. Con su propio ejemplo, como una de las primeras mujeres pastoras del mundo pentecostal chileno, rompió muchas barreras, abriendo espacios de participación para las mujeres y visibilizando su realidad, en la mayoría de los casos, de abuso y violencia intrafamiliar.
Si bien no era oriunda de Lota, su realidad le robó su corazón. Emigró desde su Curicó natal para hacerse cargo de la Iglesia Pentecostal de Chile en la comuna. Su gran sensibilidad por los derechos humanos la llevaron a conectar con las necesidades más urgentes de su población y abocarse a atender lo que pudiera estar a su alcance. Con el apoyo de SEPADE, de cuya Asamblea fue miembro fundadora, su iglesia se convirtió en un espacio para desarrollar diversas iniciativas sociales, entre otras, un Centro Lácteo, un Comedor Popular y un Centro de Recreación Infantil.
Un Llamado a la Acción de las Iglesias
Las y los asistentes a este acto, junto con valorar la trayectoria de esta destacada mujer y dar testimonio de sus obras, hicieron un llamado a las iglesias a seguir esos pasos y levantar esa voz profética en estos tiempos distintos a los de 50 años atrás, pero no menos difíciles.
Marta Palma, actual integrante de la Asamblea de SEPADE, quien tuvo el privilegio de acompañar el trabajo de la pastora Enriqueta Chávez, primero como integrante del equipo de SEPADE y posteriormente como Encargada para América Latina del Consejo Mundial de Iglesias, le dedicó el siguiente poema: